En la última reunión, ya rutinaria, con autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE), los padres de las mujeres asesinadas a manos de Filiberto Hernández Martínez, llegan a la capital potosina con su pena a cuestas.
«Aunque el asesino de mi hija se pudra en la cárcel, yo no tendré alivio», fueron las palabras de Guadalupe Chávez Martínez, padre de Heliehoenai Chávez Rivera, una de las cinco víctimas del feminicida de Tamuín.
No hay condena que alivie el dolor, pero al menos se hizo justicia, sostuvo don Guadalupe, a quien el llanto lo embarga casi a diario y más, cuando recuerda el trágico destino de Heliehoenai. «No puedo describir lo que siento, con palabras no se puede decir, porque cada vez que tratamos esos asuntos el dolor revive y nunca se va a superar, porque como le dije al principio a nuestra hija no nos la van a dar».
Y agrega que al presunto asesino serial “se le puede sentenciar a 200 años de cárcel, pero con eso quedaríamos más o menos conformes que se hizo justicia, pero nada tendrá alivio, esas cosas duran toda la vida, y si hubiera vida después de la muerte, se recordaría donde uno estuviera».
Recordó cómo el sujeto, acabó con la vida de cuatro niñas y su hija, una joven de 32 años. Pudo ejecutar sus crímenes durante cuatro largos años, pues las autoridades minimizaban las desapariciones. «Las autoridades siempre culpaban a los familiares por golpes, maltratos y nunca investigaban, hasta que sucedió el caso de nosotros; trabajamos durante 55 días, hasta que lo descubrimos que él era, lo denunciamos, lo agarraron y confesó».
Filiberto dijo a los familiares en qué lugar tiró a las mujeres y qué ropa llevaban puesta, recordó mientras otros padres los acompañaban al exterior de la FGE.
El feminicida ejecutó su primera víctima en el 2010, se trata de Rosa María Chávez Hernández de 15 años de edad, quien desapareció el 29 de octubre de ese año.
Su segundo crimen fue al año siguiente, 2011, contra Adriana Martínez Campuzano quien con 13 años, perdió la vida de la peor manera.
En el 2012 el también conocido como Estrangulador de Tamuín tuvo un descanso y no hay registro de ninguna víctima.
Pero fue en el 2013, cuando le arrancó la vida a Itzel Castillo Torres de 11 años y Dulce Jimena Reyes Rodríguez de 9 años.
Fue en el 2014, antes de ser detenido, cuando mató a la última mujer, Heliehoenai Chávez Rivera, de 32 años, con quien se dice, entabló una relación sentimental.
Tras cinco años de espera, será en el mes de septiembre cuando Filiberto Hernández Martínez, reciba su condena.
